He hecho ayuno de 1 día (desde la puesta de sol hasta la del día siguiente) un par de veces, con bastante distancia entre ambos (2-3 meses, no recuerdo). Durante ese intervalo sólo tomé agua y té negro de sabores (pakistaní, sueños del generalife,... estos nombres extraños
que reciben las mezclas...) a saco (varios litros).
Para mí fue interesante: limpiar un poco el cuerpo de esa cantidad brutal de comida diaria y pensar un poco en las propias necesidades y debilidades.
Sobre todo por esto último "me gustó" la experiencia: tenemos un diablo
en el vientre que nos dicta casi, si no todos, nuestros actos.
Luego, el juguetillo de nuestra soberbia razón adecúa los pensamientos para que los hechos parezcan obra propia, y tener así la Vida bajo control. Pero no es así. Te das cuenta de que dos o tres días más sin comida te volverían prácticamente loco, capaz de casi todo. Las doctrinas y las filosofías y las políticas pasarían a no significar nada. Y no sólo por la comida, sino en todo lo que se refiere a las necesidades básicas, aunque sea una categoría un poco variable para cada uno.
Es difícil de expresar con palabras, pero es así: la circunstancia casi-casi nos configura. Somos una pobre masa hipersensible. Por eso creo que, en general, no debo juzgar a nadie con ningún rigor porque ¿Cómo podría ser de otra forma? Los hechos pasan a través de nosotros, no podemos controlarlos...
A nivel físico, no hice nada de ejercicio esos días, me encontraba un poco débil, aunque seguramente sería psicológico, porque me parece casi blasfemo
saltarse un enorme desayuno.
Por favor, contad otras experiencias más intensas de ayuno, me parece interesante.