No, yo no quiero el control de la economía por el Estado, sino un sistema de libre mercado con el monopolio de la moneda en el EstadoDCS escribió:@Campos
Tu lo que quieres es volver a la economía medieval o a la de cazadores-recolectores.
El capitalismo funciona así, con ciclos de crecimiento y recesión acompañados de eventuales burbujas especulativas. El control de la economía por el estado ya ha demostrado sus virtudes.
Es una simple separación entre crédito y dinero, ya que éste último pertenece a la sociedad, es ésta mediante la confianza la que le da valor y lo mantiene (la liquidez). Que el único dinero lo cree el gobierno, los bancos privados tendrían un coeficiente de caja 100% para cuentas a la vista y sólo darían créditos con los depósitos a plazo. Así los créditos estarán respaldados por dinero y no por el aval del deudor, que el banco preste todo lo que quiera, pero que no controle la oferta de dinero, por lo que abogo es por una emisión del dinero libre de deuda.Several of the signers of the Chicago Plan were later to become known as the founders of
the Chicago School of Economics. Though they were strong proponents of laissez-faire (The chicago plan revisited)
Se implantó con las reformas de Solón, también en Roma (de hecho da la ¿casualidad? de que cuando abandonaron éste sistema y después pasaron a el patrón oro empezó la decadencia), lo hubo después de la independencia de EEUU (Greenback) y lo hubo con Hitler (la hiperinflación del marco fue cuando hubo banco central privado), etc... y un ejemplo reciente sería la moneda de platino de Obama que no se llego a realizar.
El planteamiento (que viene de Soddy es una genialidad) no es nada absurdo y está bastante respaldado por muchos académicos nada baladíes y bastante liberales (Friedman, Fisher, Henry Simon, Frank Knigh, etc...).
La propuesta por cierto viene de un químico, no de un economista.
Si bien las ideas de Soddy no fueron discutidas, todo hace pensar que fueron leídas con atención. Una a una se fueron aplicando sus recomendaciones: abandonar el patrón oro, tipos de cambio flotantes entre monedas, utilizar el presupuesto estatal de forma contracíclica o establecer indicadores económicos y oficinas estadísticas para medirlos, son algunas de ellas. Pero la más importante de todas quedó pendiente. Soddy, anticipando la Gran Depresión, planteó su solución en 1926 y “aparentemente” también fue ignorada, si bien “de forma independiente” el profesor de la Universidad de Chicago Henry C. Simons llegó a la misma conclusión en 1933. En 1939 el plan se presentó en un panfleto y fue firmado por un centenar de prestigiosos economistas.