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Con frecuencia nos alimentamos mal. Las prisas, los alimentos precocinados, el desconocimiento sobre las normas nutricionales, la incorporación de la mujer al mundo laboral, las comidas fuera de casa, etc. son factores que contribuyen a una nutrición deficiente.

Para evitarlo, debemos tener en cuenta unas sencillas normas:

–Tener un horario regular de comidas todos los días.

–No saltarse el desayuno por las prisas. Hay que sentarse a desayunar bien.

–La cena debe ser ligera.

–Acostarse al menos dos horas después de cenar.

-Comer con tranquilidad.

-Masticar bien los alimentos.

-Tomar con mucha moderación comidas rápidas y baratas como bocadillos, perritos calientes, pizzas, hamburguesas, porque contienen muchas grasas.

–Mantener en lo posible la dieta mediterránea: aceite de oliva, fruta, pescado, legumbres y alimentos no excesivamente preparados ni caloríficos.

–Variar los menús. Una dieta monótona puede suponer la carencia de algunos nutrientes y el exceso de otros.

–No tomar demasiado calientes bebidas ni alimentos porque perjudican la mucosa de la laringe.

–Las comidas precocinadas sólo de vez en cuando.

–Beber agua que es la bebida más sana. No abusar de bebidas gaseosas ni de las colas.

–Tomar frutas, verduras, lácteos y cereales.

–Cepillarse los dientes después de cada comida. Una dentadura fuerte y sana es el principio de la buena nutrición

Inventarse personajes mal inventados para hablar por hablar
Entrar a sites donde ya fue expulsado y reivindicar la antigua identidad
Ser viejo y encallado, sin talento, sin estudio, sin trabajo y sin mujer
Pensar que trivialidades que ya eran de manejo público hace 50 años son material interesante para compartir
No se dar cuenta que la mente que fue rechazada para trabajar en un cuartel no es apta para conversar con personas normales.