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Desde los 22 años -cuando acabé físicas- hasta los 28 padecí adicción a la cocaína en todas sus formas de administración (cruda, base y por la directa). Llevo 3 limpio, pero con ocasionales atracones de metilfenidato -en España, gracias a Dios, las anfetaminas necesitan un visado hospitalario.
Diréis, ¿a qué cojones nos cuentas esto?.
La respuesta es que no paso un día en el gimnasio sin oír hablar al monitor con la gente de suministración de esteroides.
Al principio era molesto solamente, ya dije en posts anteriores que ni mi fuerza ni mi corpulencia tienen nada que envidiar a los ciclados.
Pero con el paso de los días y la repetición de las mismas conversaciones -no se cortan ni un pelo, lo más que hacen es abreviar la palabra para la compra-venta (primo..., andro...)- me está empezando a entrar un craving de una familia de sustancias que yo nunca he consumido.
Soy por genética violento, cuanto más violento me siento más vivo estoy; solamente con la creatina se me ha incrementado la irascibilidad en un grado muy suculento -y muy peligroso.
La parte adicta que siempre queda -como los vírus negativizados-, me tienta a probar una sustancia que me haría sentir más violento y aún más vivo y aún más fuerte.
La misma parte adicta me excusa diciendo: ¿qué te van a hacer esas sustancias que no te estén haciendo los 15 mg de lorazepam que tomas diariamente?
Como veréis, la gota poco a poco va minando mi voluntad, y estoy empezando a plantearme cambiar de gimnasio.
No soy un chivato, y la opción de delatar a un monitor me parece deshonrosa.
Siento daros el coñazo, pero es la única forma que tengo -sin contar con aumentar las benzos- de rebajar un craving de algo que nunca he tomado.

tienes un error de concepto:

un chivato, dedo duro o delator es un delincuente que delata a su comparsa para obtener ventajas en el juzgamiento de sus propios delitos, o a su rival en el delito para quedar con el campo libre .

Un tal individuo es repulsivo para la sociedad en general por ser delincuente, y para los delincuentes en particular por usar el poder público perjudicando a otros malandros para obtener ventajas.

Lo cual es completamente diferente del ciudadano honesto que, en conocimiento de un crimen, lo denuncia a las autoridades competentes. Es más, este ciudadano honesto que es connivente con un criminal incurre él mismo en crimen de ocultamiento y eventualmente de falso testimonio u obstrucción de justicia.

Si tú no estás traficando sea en sociedad o en competencia con el traficante de tu gimnasio, lo correcto es que denuncies, y si no denuncias, te cambias de gimnasio.

Te diré una otra cosa: yo tengo 30 años de gimnasio, entrené en los mismos lugares que los peores drogados, y sabes qué: nunca, nunca en la putísima vida, ninguno de ellos me vino a hablar de drogas. Por qué? Porque mi mensaje es absolutamente claro. Revisa también con los grupos que conversas en el gimnasio y cómo es tu actitud porque el mensaje que les estás pasando es que eres candidato.

Digamos también que yo sé lo que significa el placer de la violencia, y sé adonde ese placer te lleva: al calabozo si te agarra la policía o a una facada una bala o una zurra de un grupo cuando el otro decida vengarse. Además de a una vida de completo desequilibrio. A los 15 años está bien, a tu dad es un disparate

Nada como una siesta de 3 horas para levantarme nuevo.
Arturo, yo al gimnasio voy a tirar peso -cuanto más mejor. Las relaciones sociales que entablo son prácticamente nulas -serían nulas si no diera el saludo de rigor al monitor que es el mismo que trafica.
No voy a hacer amigos, en definitiva.
La cuestión del caso es que, yo, haciendo unas sentadillas hack o un press de hombros con mancuernas -la zona del gimnasio sí que es cierto que es la misma-, oigo día tras día hablar de esos chanchullos.
No es que esté en un grupo o en las periferias del mismo -yo voy al gimnasio a entrenar no a sociabilizar-, sino que esos temas se hablan en un tono que cualquiera que no esté sordo y ande por la zona se entera.
Por otra parte, tampoco entiendo bien a que se debe ese extraño craving, siendo las causas más posibles mi cerebro, tan proclive a las adicciones, y el conocimiento de que esas sustancias me harían sentir más vivo -por las razones que anteriormente expuse.
Respecto a la violencia, sí, tengo 31 años y un hijo; no tengo edad de ser un adolescente pusilánime que para combatir la apatía de su vida recurre a la seductora violencia.
Al igual que tampoco a estar dos días tomando 3 lorazepanes 5 (la pauta psiquiátrica) y al tercero buscar la salida fácil de añadir dos pastillas más.
Acabo como empecé mi mensaje: no hay estado emocional -el craving al fin y al cabo pertenece a una ansiedad desmedida por consumir- que no cure un buen sueño.
Gracias por todo, de vez en cuando se agradece que a uno le digan que la fase de adolescente ya se acabó -que le pongan los pies en la tierra - y que estar en otra etapa de la vida no es ni bueno ni malo: es diferente.

baphomets6169 escribió: La respuesta es que no paso un día en el gimnasio sin oír hablar al monitor con la gente de suministración de esteroides.
Al principio era molesto solamente, ya dije en posts anteriores que ni mi fuerza ni mi corpulencia tienen nada que envidiar a los ciclados.
Pero con el paso de los días y la repetición de las mismas conversaciones -no se cortan ni un pelo, lo más que hacen es abreviar la palabra para la compra-venta (primo..., andro...)- me está empezando a entrar un craving de una familia de sustancias que yo nunca he consumido.

ponte unos cascos con musica o te canvias de gym XD.