La violencia contra las mujeres es una clara expresión de la desigualdad entre hombres y mujeres, siendo ésta un grave problema para la sociedad. Dicha violencia se ha incrementado considerablemente, en comparación con años pasados, lo que nos obliga a estar más atentas, a actuar con más prudencia y a tener, en todo momento, todos nuestros sentidos en alerta.
La Organización Mundial de la Salud, en su Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, define la violencia como:
" El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones."
El
colectivo femenino es considerado uno de los más vulnerables,
junto con niños y ancianos, debido a nuestra condición
física, factores sociales, etc. por lo que somos victimas
potenciales de agresiones y todo tipo de abusos. Nos deberíamos
preparar física y psicológicamente para afrontar
los mismos, por que cualquier mujer puede sufrir una intento
o una agresión en algún momento de su vida. La
defensa personal no está basada en la ley del más
fuerte, sino, en la ley del más inteligente. Jamás
podremos ganar a fuerza a un hombre, pero si con astucia, con
habilidad y utilizando una poderosa arma que poseemos: Nuestro
Cerebro.
El miedo es una falta de confianza de una
misma, confía en ti, ponte pruebas o retos cada día,
afronta los riesgos que se te presenten para aumentar tu confianza
y aprender a conocerte, educa tu mente para asegurar "tu
supervivencia".
La reacción instintiva que surge de inmediato ante una
agresión es la de huir, pero si dicha acción es
imposible o difícil de llevar a cabo nos quedaran dos
alternativas: actuar (enfrentamiento físico y psicológico)
o dejar hacer (soportar pasivamente la violencia contra nosotras).
A partir de la decisión de luchar o dejar hacer frente
a una agresión se puede distinguir la mujer agredida
que se siente victima de la que no. La mujer que no quiere sentirse
victima es la que intenta salvaguardar su propia integridad,
es una mujer luchadora, segura y responsable de sí misma.
Una mujer agredida no tiene que sentirse victima, es una mujer
que ha sufrido una agresión.
La actitud es la confianza que se debe tener antes, durante y después de una agresión o intento de agresión. Siempre debe de ser positiva, no solo en defensa, sino en todos los aspecto de la vida. Para mantenerla debes ignorar el dolor e intentar apartar de tu mente cualquier sentimiento de miedo, culpabilidad o inferioridad. Nuestro estado de alerta o atención lo debemos programar constantemente, consciente de ti misma y de tus alrededores, nunca dar la impresión de estar distraídas. Hay que estar alerta porque nunca sabemos con lo que nos vamos a enfrentar, no hay que tener miedo de ser demasiado desconfiadas frente a los demás.
Aprendiendo
diferentes técnicas de defensa lograremos despertar nuestro
lado tigre y con ello lograremos ser tanto o más efectivas
que cualquier hombre, ya que de nuestro lado está el
factor SORPRESA, ningún agresor se esperará que
la mujer agredida se defienda con toda la rabia del mundo. Hay
que confiar en nuestro instinto, oír nuestra voz interior,
reaccionar y recuperar de nuevo la confianza. En estas situaciones
no debemos de comportarnos como la sociedad nos marca, no debemos
ser señoritas, ni niñas, ni tener educación,
ni ser amigables. Debemos de gritar, enfadarnos y por supuesto,
DEFENDERNOS.
Existen una serie de reglas de prevención que hay que tener en cuenta para evitar cualquier tipo de peligro, acompañadas de unas medidas de seguridad. Conocer estas técnicas no quiere decir que nos volvamos mujeres violentas o agresivas, sino que adquiramos los conocimientos y tácticas necesarias para afrontar y reaccionar ante cualquier agresión, pero ante todo, ser capaces de prevenir cualquier situación de peligro, ya que el estudio de la defensa personal comienza en la prevención. La prevención es el mejor medio para garantizarnos una seguridad integral. El agresor es un depredador que elige su presa, la prevención permite que no seamos una presa fácil.
¿Por que diferencia de sexos a la hora de aprender a defendernos? Respondo con una pregunta: ¿cuantas violaciones, vejaciones, malos tratos, abusos de cualquier tipo, etc., existen en el colectivo masculino? Las clases de Defensa Personal para mujeres tienen su razón de ser: aprender a defendernos, aprender a evitar una agresión, defensa legal, técnicas de defensa física, que hay que hacer si sufrimos una violación, medidas de prevención y seguridad aplicadas a nuestra vida diaria, fomentar nuestro espíritu combativo, preparación psicológica. Todo dirigido a las mujeres, porque todavía, y es una lástima decirlo, vivimos en una sociedad retrograda donde muchos hombres se creen superiores ¡y para ello lo tienen que demostrar a ostias!.
¡Desarrollemos nuestra mente y
nuestro cuerpo...sin dejar de ser Mujeres!
¡Querer es Poder!
Almudena Ruiz Gimeno
Instructora D.P.F.