El director J. Lee Thompson (El templo del oro, Firewalker, 1986), después de trabajar con Charles Bronson (Nevada Express, 1975), en el western El desafío del Búfalo Blanco (The White Buffalo, 1977), volvió a requerir la presencia del adusto y vigoroso actor en Caboblanco (Cabo Blanco, 1980), un (presunto) remake de Casablanca (1942) -que se saldó con un fracaso, pues Bronson no estaba a la altura de Humphrey Bogart (Sahara, 1943) en el ámbito interpretativo-, pese a los esfuerzos de Bronso por alejarse de su archiconocido rol de tipo duro.
La historia tiene un guión bastante sencillo: ambientada después de la II Guerra Mundial, un ambicioso buscador de tesoros fallece misteriosamente en aguas de la caleta de pescadores de Piura, al noroeste de Perú, mientras realiza una inmersión, lo cual genera cierto revuelo entre la población, que es sofocado por el Jefe de Policía, interpretado por el fenecido actor español Fernando Rey (El florido pensil, 2002), que no es más que una marioneta de un ex-oficial nazi (Jason Robards, Julia, 1977) -magnífico actor que coincidió con Charles Bronson en el filme Hasta que llegó su hora, Once Upon a Time in the West, 1968)- que domina la isla a su antojo.
Pero la llega de la novia del buceador, encarnada por Dominique Sanda (Novecento, 1976), que solicita ayuda a un buscavidas estadounidense (Charles Bronso) con asuntos pendientes con la Justicia de su país, será el punto de partida para una serie de situaciones repletas de tensión, donde cada desarrolla sus habilidades para dar con el preciado tesoro...
A título particular, y sin grantes pretensiones, la película es previsible, aunque nos depara interpretaciones interesantes, como las de Jason Robards, Fernando Rey e incluso Charles Bronson, que aquí no explota su lado más duro.
Saludos,
Loup
