Modificando una clasificación de un libro antiguo...
Los luchadores pueden ser clasificados, á mi juicio,
en uno de estos cuatro grupos: De
línea, irregulares, de velocidad y
de cálculo. Por bajo pongo á los embestidores
y los paradores, cuyos nombres dicen lo
bastante sobre su respectiva excelencia, aplicable
indistintamente al de cálculo y al de velocidad,
etc .Cada una de aquellas maneras de tirar tiene sus
rasgos, sus condiciones, y sus golpes favoritos.
El luchador de línea tiene siempre en la mano dos golpes
dificilísimos , pero de un éxito incomparable:
el golpe de arresto y la toma de tiempo, golpes
que se hacen sobre el mismo ataque del adversario,
que por sobra de arrojo ó falta de preparación
hace anchos los movimientos y deja descubierto el
cuerpo. Pocas fintas, por lo demás,
gran precisión en la guardia, y los avances y retrocesos á medida, con calma .
Nunca el abandono, nunca el azar. Siempre la seguridad,
siempre la prudencia.
Este es el luchador
que en las salas se llama compuesto,
El luchador irregular es todo lo contrario. Su afición es el
ataque. Ahora retira el brazo y deja al adversario
que se fatigue buscando vanamente.Ya dá un salto, y fuera de la línea ataca al
contrario por el flanco.Tan pronto se precipita en
la lucha cuerpo a cuerpo como se pone fuera de alcance
con el salto de pantera.LLeva la guardia descubierta, que es siempre un
lazo o una amenaza. Sus asaltos estremecen, y el ardor que
en ellos se demuestra es comparable tan sólo al
ruido que los acompaña.
Este es el luchador difícil, el luchador terrible
El luchador de velocidad lo fia todo a sus piernas
y a su mano. Propende invenciblemente al ataque,
.Varía entre el ataque marchando, de tanta brillantez
como exposición, y el despliegue desde la inmobilidad,
que en ocasiones entraña la rapidez de un
pistoletazo, y demuestra un alcance-que sólo viéndolo
se comprende.
Este es el luchador de efecto, el luchador brillante
El luchador de cálculo es el gran lagarto; el luchador
de colmillo retorcido, que deja para los veinte años
los esfuerzos inverosímiles,amás repetirá él con San Gerónimo: «¡Roma
ó el desierto!» ni suscribirá la fórmula del radicalismo político, «O todo ó nada.» Por el contrario,
su opinion está con aquellos que piensan: «Del lobo,
un pelo.»—» ¡Donosa idea la de fatigar el pulmón
y cansar las piernas en ataques reiterados,
que, por lo menos, tienen la desventaja de descomponer
un tanto al agresor!»—
Jamás se debe aventurar un golpe ni perdonar
el ataque de sorpresa sobre el adversario en el momento
de ponerse en guardia.—Nada de golpes
complicados, nada de aparatosas preparaciones.—
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