Cuando en vacaciones estivales, iba a pasar una semanita con mi abuela al pueblo, recordaba sus comentarios, basados en el conocimiento empírico de toda una vida en contacto con la Naturaleza, sobre la legendaria astucia del zorro (Vulpes vulpes). Una vez que un raposo se cruzó con nosotros en un camino de tierra, me contó que el zorro cuando estaba hambriento, se tendía en el campo, simulando estar muerto, con objeto de que se acercasen a picotearle los ojos los cuervos, picazas (urracas) y cornejas. En cuanto las aves estaban a su alcance, las atrapaba para darse un festín. Es obvio que un servidor, devorador insaciable de los Cuadernos de Campo del dr. Félix Rodríguez de la Fuente (Editorial Marín, 1978), esbozaba una sonrisa de escepticismo ante las confesiones de mi querida abuela, ¡cómo iba a ser posible aquella treta! ¡Fantasías de la gente del campo, suponía en mi fuero interno!
Pero he aquí que hoy, ojeando un libro que me han prestado del afamado etólogo Desmond Morris, El comportamiento animal (Plaza Janés&Tusquets, 1991), encuentro al final del capítulo Muerte fingida, el siguiente párrafo:
No es una aseveración baladí, pues en el margen izquierdo pueden verse los fotogramas de la treta del raposo... Ya lo decía mi abuela por algún vecino más listo que el hambre: ¡es como el zorro!La muerte fingida desempeña otra función que se ha descrito durante siglos, pero que hasta hace poco no se consideraba más que una leyenda popular. Ya en el siglo XII, apareció en los primeros bestiarios la ilustración de un astuto zorro que se fingía muerto, rodeado de aves. En estos dibujos, el animal yace sobre el lomo, con los ojos cerrados, la boca abierta y la lengua colgando entre las fauces. Las hambrientas aves se reúnen en torno al cadáver para devorarlo. Sin embargo, en el último momento, el zorro salta y atrapa a uno de los pájaros. Nadie tomaba en serio esta fábula, hasta que en 1961 un cineasta ruso consiguió registrar el hecho. En la película puede verse un zorro que yace inerte en el suelo. Un cuervo se posa sobre el cuerpo inmóvil y se dispone a darse un festín, pero de pronto el zorro salta, atrapa y mata al cuervo.
Saludos,
Loup