Estoy en un Cíber ahora mismo, navegando por páginas de cine made in Hong Kong, y sin querer he oído la conversación del dueño, profundamente irritado porque alguien -sin muchos escrúpulos- ha logrado introducir una serie de virus en un ordenador. Le comento que debería colocar cámaras en el local para evitar disgustos, descubriendo al indeseable (o indeseables) que se dedican a infectar uno o varios equipos. Y para mi sorpresa me dice que ya tiene cámaras, porque en varias ocasiones la Policía secreta tuvo que ir al local, por razón de clientes que se habían introducido en páginas de contenido especial (o sea, terrorismo y pederastia). ¡Cuánto enfermo, Dios mío!
Un saludo,
Loup
